Antes que todo, debo reconocer que soy un fanático de los videojuegos
(más adelante dedicaré algunos post para hablar de los juegos favoritos que tuve desde la época del Atari). Recuerdo super claro la primera vez que jugué Street Fighter. Fue a eso de las 8 de la tarde en un local de videojuegos que estaba en Irarrázaval, casi al llegar a Vicuña Mackenna. Lo más seguro es que en este momento exista un local de máquinas tragamonedas, un café con piernas o un centro de llamados para extranjeros.
La experiencia fue divertida, porque recuerdo que hice la peor selección de personaje para un novato, "Zangief". Obviamente no tenía idea de como jugar pero en ese momento parecía como que todo el tiempo se detenía. Es una sensación que he sentido un par de veces en la vida y es una mezcla de adrenalina, susto y placer.
El round no lo gané porque tuve que dejar la máquina. Ese día mi mamá le había pedido a una amiga que junto a su hijo nos llevara de una reunión de la iglesia a casa. Dejé el local mientras miraba la máquina y la imagen de un Zangief mal herido y un conteo pidiéndome que volviera a colocar una moneda en la ranura.
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